Galletas con sticks de jengibre y manzana
A todos nos encantan las galletas y si son caseras ya ni os cuento. Es imposible resistirse. Sobre todo si le ponemos un puntito especial que las haga inolvidables. En este caso, para conseguir ese carácter singular he recurrido a la combinación de sabores de manzana y jengibre. Sirve cualquier manzana pero os recomiendo una manzana verde Granny Smith por su textura y acidez. El jengibre es para valientes pero los sticks de jengibre confitado son una elección perfecta para introducir su sabor y picorcito en postres y acompañamientos de té o café.
Ingredientes para unas 20 galletas aproximadamente:
- 125 g de azúcar moreno
- 1 cucharada de azúcar vainillado
- 1 huevo
- 100 g de aceite de oliva
- 225 g harina
- 1 cucharada de levadura química
- una pizca de sal
- 1/2 manzana
- 4 ó 5 sticks de jengibre
Preparación:
En un bol, batir con unas varillas los dos tipos de azúcar y el huevo hasta que el azúcar moreno haya quedado disuelto. Añadir el aceite de oliva y mezclar. En otro bol, tamizar la harina, la levadura y la sal y mezclarlas. Añadir la harina poco a poco a la masa líquida, removiendo con una paleta hasta conseguir una textura un tanto pegajosa donde hayan quedado integrados los ingredientes.
Pelar la manzana, cortarla en daditos y ponerla en la masa. Picar los sticks de jengibre en láminas finas y añadirlos también. Yo usé cuatro sticks pero los más valientes pueden atreverse con cinco o seis para esta cantidad de galletas. Una vez tengamos todo junto, volver a mezclar un poco para que los extras queden bien repartidos.
Antes de hornear es conveniente dejar reposar la masa en el frigorífico al menos una hora para que gane consistencia. Un rato antes de sacarla, precalentar el horno a 200 ºC y forrar una bandeja con papel sulfurizado. Dar forma a las galletas cogiendo porciones de masa con una cuchara y colocándolas sobre la bandeja separándolas entre sí porque aumentarán de tamaño al hornearse y se extenderán. Mi horno y mi bandejas son pequeños, así que podéis comprobar que sólo caben 8 galletas por hornada.
Hornear a 200 ºC durante 20 minutos o hasta que empiecen a dorarse por los bordes, tras ese tiempo, bajar a 150 ºC y hornear 10 minutos más para que queden más crujientes. Tras sacarlas del horno, dejar enfriar ligeramente en la bandeja y luego sobre una rejilla para evitar que las galletas se humedezcan.
En general este tipo de galletas no son duras. Quedan crujientes por los bordes pero la zona central y las manzanas harán que estén algo más blanditas de lo que estamos acostumbrados. Si las queréis más crujientes podéis extender la masa antes de hornear y controlar el tiempo. Para conservarlas se pueden guardar en caja de lata o un recipiente hermético, ¡si es que os sobran!
Las galletas caseras aceptan multitud de variaciones. Podéis cambiar la fruta o añadir cacao a la masa, por ejemplo. En cualquier caso seguro que disfrutáis de una fantástica merienda o desayuno.
Esta receta es una colaboración de etringita, autora del blog comestible Fotomerienda.