En los países donde se cultiva el té,  generalmente solo son cortados o cosechados  los brotes más tiernos y las siguientes dos hojas superiores; además, las hojas más viejas suelen tener una influencia negativa en la calidad del té.

En las plantaciones situadas a mucha altitud (regiones más frías) la planta del té naturalmente crece más lentamente. Esto produce un té particularmente sutil y aromático.

El momento en el que se lleva a cabo la cosecha también tiene una influencia importante en la calidad del té. La poda requiere mucho cuidado a la vez que habilidad y, a menudo, es realizada por mujeres.

La media de recolección diaria se sitúa aproximadamente entre 16 – 24 kg de hojas verdes por día. Esta cantidad se traduce en 4 – 6 kg de té procesado y listo para vender.

Dos o tres veces al día, las hojas verdes son transportadas a la fábrica desde la plantación. Éstas tienen todavía una aroma neutral pero en la fábrica, pasarán por varios procesos de producción con el objetivo de obtener un té aromático.