Panna cotta de té matcha y vainilla
¡Ya tenía ganas de volver a compartir con vosotros una receta tetera! Retomo las colaboraciones con Café Té Arte con una receta para amantes del matcha: una panna cotta cremosa y coloreada que además admite unas cuántas variantes. Yo os propongo la versión por capas y en vasito pero permite preparla de un solo sabor o enfriarla en una flanera para luego desmoldarla y que los colores queden al revés. Os doy las cantidades para dos raciones pero esta receta se puede multiplicar sin problema y cocinar una panna cotta tan grande como necesitéis.
Para trabajar con dos ingredientes principales, el matcha y la vainilla, habrá que repartir la nata, la leche y el azúcar, para usar la mitad con uno y la otra mitad con el otro. La preparación será en dos tiempos pero como es un postre que necesita varias horas de enfriado, se debe preparar con antelación.
Ingredientes para 2 ó 3 raciones:
- 200 ml de nata
- 100 ml de leche
- 40 g de azúcar
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 2 hojas de gelatina neutra de 1.6 g cada una
- 4 g de té matcha (2 cucharaditas escasas)
No necesitaréis muchos utensilios. Estos son los imprescindibles:
Preparación de la panna cotta de vainilla:
Comenzaremos colocando en un cuenco con agua fría una de las hojas de gelatina para que se vaya ablandando. En un cazo, poner 100 ml de nata, 50 ml de leche, 20 g de azúcar y la esencia de vainilla. Cocer a fuego suave / medio durante unos 10 minutos, evitando que hierva, ¡punto importante!
Una vez que la mezcla ya no esté tan líquida, apagaremos el fuego. Tras escurrir bien la hoja de gelatina, se echa en el cazo y se mezcla bien con una cuchara o unas varillas para que se disuelva por completo. Y ya está lista la primera capa. Sólo hay que repartirla en los vasos o ponerla en nuestro molde y dejarla atemperar. Cuando ya no esté caliente, hay que cubrirla con film transparente y meterla en el frigorífico para que vaya cuajando. Pasadas un par de horas, cuando veamos que ya no está líquida, podemos pasar a preparar la siguiente capa.
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Preparación de la panna cotta de matcha:
Comenzaremos de forma similar a la de vainilla, ablandando la hoja de gelatina en agua fría. En el cazo sólo pondremos la nata, la leche y el azúcar, ya que si se cuece durante mucho tiempo, el té matcha pierde parte de sus propiedades organolépticas y nos interesa que siga manteniendo todo su sabor, olor y color.
Cuando hayan cocido durante 10 minutos, las apartaremos, añadiremos la gelatina, y una vez disuelta, será entonces cuando pondremos el té matcha en la mezcla, colándolo, ¡otro punto importante!, para así evitar que queden grumitos.
Para verter la segunda capa sobre la primera (y no fastidiarla) hay un truquillo: ir volcándola sobre el dorso de una cuchara. De esa manera, si está poco cuajada no salpicará. Tras esperar a que enfríe un poco, meterla en el frigorífico y dejarla cuajar varias horas. No os puedo decir un tiempo exacto porque dependerá de las cantidades que estéis usando.
Se puede servir tal cual pero esta panacotta queda rica con un poco del té espolvoreado por encima justo antes de servir o como en mi caso, con un sirope de matcha para aportar un toque dulce extra.
El sirope se hace poniendo al fuego la misma cantidad de agua que de azúcar (si preparáis dos raciones como yo, necesitaréis muy poquito), llevándolo a ebullición hasta que espese, y luego, una vez apartado, añadiendo una pizquita de té matcha para darle color.
Espero que os guste la receta. Estoy deseando ver vuestras versiones o variantes. ¡Compartidlas con nosotros!
Esta receta es una colaboración de etringita, autora del blog comestible Fotomerienda.